El sábado pasado quedé con mi amiga Loreto para jugar una partida de ping-pong en el jardín de su casa.
La partida se estaba poniendo interesante. Íbamos empate cuando, en una gran jugada, la pelota rebotó en la mesa y cayó al suelo, con tan mala suerte que se metió en un agujero estrecho y profundo que había en el césped.
No pudimos sacarla con la mano ni tampoco con un palo que encontramos.
En lugar de coger una pala y hacer más grande el agujero, lo que seguramente hubiera enfadado bastante a su padre, decidimos ponernos a pensar en la mejor fórmula para sacar la pelota. Y al final la encontramos.
¿Sabes cómo sacamos la pelota de ping-pong del agujero?
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