Ana María Matute durante su discurso. Foto: Agencia EFE. |
Allí, en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá, con su voz dulce y templada, nos ha regalado a los asistentes un discurso lleno de alegría y gratitud que sólo podría pronunciar alguien que posee una gran sabiduría de la vida. Y esos son quienes viven de verdad.
“El que no inventa, no vive”, decía la escritora que, desde muy niña, se dedicó a inventar historias, y a juntarse con los que inventan, y a inventar la manera de seguir viviendo a su manera.
Y es que todo lo que hay en el mundo nos lo hemos inventado. La música. Las letras. El nombre de los colores. Las mesas y las sillas. Allá donde miremos, hay algo inventado, algo que surgió de la fábrica de ideas e invenciones de alguien valiente, osado y un poco insensato.
Pocas veces reparamos en que todo lo que nos rodea es puro invento. Incluso hay quien se pasa la vida inventado. A los 85 años, Ana María Matute lo ha vuelto a hacer otra vez con su discurso. Y habrá que creerse todo lo que dice, porque se lo ha inventado.
Descarga aquí el discurso de Ana María Matute.
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