El misterio de Los Anguilas y la clave del almacén (solución)

El jefe de operaciones pasó el fin de semana pensando en lo sucedido y se dio cuenta de que el error de todos estaba en haberse dejado llevar por lo obvio.


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Así que, seguro esta vez de haber descubierto la clave para entrar al escondite secreto de Los Anguilas, se dirigió allí junto a una decena de agentes. Ordenó a estos que se ocultaran en las inmediaciones y él mismo se acercó a la puerta.
- “Veinte”- dijeron desde dentro.
- “Seis”- contestó el jefe de operaciones.
Y la puerta se abrió. Una nube de agentes entró en el viejo almacén abandonado y detuvo a la banda de Los Anguilas al completo, para alegría del jefe de operaciones, tranquilidad de los ciudadanos y honra de los agentes caídos en servicio.


Uno de los miembros de la banda de Los Anguilas, nada más ser detenido
Uno de los miembros de la banda de Los Anguilas, nada más ser detenido.

Y es que al principio todos pensaban que la clave secreta consistía en responder la mitad de número que les decían desde dentro: cuatro cuando les gritaban ocho, nueve cuando les decían dieciocho y siete cuando les decían catorce.
Pero la cosa no debía de funcionar así. ¿Qué número tenía que haber respondido el agente cuando le dijeron “cero”? ¿Por qué “cinco” no abrió la puerta como respuesta a “diez”? ¿Y por qué sucedió los mismo con “ocho” y “dieciséis”?

Estaba claro. Los Anguilas pedían que se les respondiera el número de letras que tenía la palabra que decían como clave para abrir la puerta. Así, “cuatro” eran las letras que tenía el número ocho, siete las letras de “catorce” y nueve las de “dieciocho”.
Por eso abrieron al jefe de operaciones cuando éste respondió “seis” al escuchar “veinte”, y eso fue lo que le valió un ascenso por utilizar su ingenio para concluir satisfactoriamente la arriesgada misión.

Recuerda: el ingenio suele proporcionar respuestas eficaces.

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